Skip to content Skip to footer

El espía que surgió de la Copa América

Submarinistas, teleobjetivos, gabardinas, robos, gente hurgando en las basuras, micrófonos… La historia de la más vieja competición deportiva está plagada de casos de espionaje. Es cierto que desde hace algunas ediciones las historias de espías son menos extravagantes que las de antaño, pero los equipos siguen buscando cualquier información de los rivales. Ese ha sido otro de los cometidos de Luis Sáenz Mariscal en la 35ª Copa América.

«He estado mucho tiempo espiando a los otros equipos para saber cómo estábamos nosotros y si estábamos en posición de ganarles», afirma el español. «En el Team New Zealand teníamos un sistema muy sofisticado. No sólo les observábamos, también hacíamos fotos para medir las orzas y los timones y generábamos sus formas por ordenador. Desarrollamos un archivo de diseño sobre cómo era cada orza y cada timón y luego navegábamos con ellos virtualmente para saber exactamente qué ventajas e inconvenientes tenían frente a nuestras orzas y timones», detalla.

«Hay actividades que están prohibidas», explica sobre el rol de aproximarse sigilosamente al barco rival (o a la base) para tratar de averiguar cómo navegan y hasta cómo se comunican a bordo: «No puedes ‘hackear’ ordenadores, no puedes interferir en las comunicaciones entre ellos ni pincharles la radio o el teléfono». Asegura que nunca ha tenido problemas a la hora de ejercer de espía. «Al contrario», matiza, «en la última Copa América [2013] logramos penalizar a Oracle porque ellos sí que rompieron las reglas de espionaje, pero a nosotros no nos han pillado nunca; he cazado a espías, pero no he sido cazado nunca».

Pocos como él navegan por la Copa América con tanto conocimiento técnico-legal de la regata. Se siente un privilegiado por estar «en una competición que reúne a las personalidades más atractivas del mundo; desde los hombres de negocios que han hecho sus fortunas y revolucionan el mundo -como Lipton, por no hablar de los modernos-, hasta los físicos y matemáticos más extraordinarios que hay. Es un mundo realmente alucinante«.

Luis Sáenz Mariscal podría escribir un libro con todas las historias y anécdotas que ha vivido como abogado y espía en los últimos 25 años de Copa América. Pero de momento no lo hará: «Sé muchos secretos, pero no los puedo contar».