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Mitos sobre los detectives contrastados por detectives de verdad (II)

3. ¡Sobornos!

Imagina que la persona a la que estás siguiendo te pesca justo después de que tú le pesques a él con las manos delatoramente manchadas de alguna apetitosa masa, luego te pregunta cuánto te pagan por el trabajo y al fin te ofrece el doble para que des un informe positivísimo sobre sus actividades que omita cualquier mención a 1) sus manos y 2) la masa. ¿Pasa esto o no pasa? Sara, investigadora de ámbito nacional, afirma que sí, “sobre todo en casos de cuantías importantes. Evidentemente, se rechazan.” Lucas, sin embargo, no ha tenido la misma experiencia. “Nunca nos ha pasado eso en la agencia. Para llegar a ese punto tendrían que detectarnos antes, y nosotros preferimos dejar de seguir al investigado en cuanto vemos que sospecha algo.”

4. Viejos amores del pasado que cruzan el umbral de tu puerta para pedirte un favor

Probablemente fumando y probablemente contoneándose; contoneándose así como de manera muy fatal. A Sara le pasó con un ex novio, y aunque resulta atrevido imaginarse a este ex novio caminar con el amenazante garbo de una Bacall o una Simmons o una Hayworth, podemos hacer el esfuerzo. “Quería que investigara a su pareja actual”, aclara ella. Le pregunto si ese tipo de encargos se reciben con naturalidad o con un jiji mental de satisfacción. “Como para nosotros es rutina, lo vemos como algo normal. Lo tenemos tan interiorizado que no le damos importancia.”

Lucas, por su parte, añade: “Un amor mío personal no, pero sí nos ha pasado en varias ocasiones que gente mayor, ya de 80 ó 90 años, quiera localizar a la primera novia que tuvo. Casi siempre es gente con problemas de salud o que ha enviudado y quiere recuperar un viejo amor, ya sea porque se encuentran solos o porque quieren despedirse de alguien.”