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Schweppes contrata detectives para vigilar la venta de su tónica

Schweppes ha contratado detectives en España para garantizar que Red Paralela, un distribuidor catalán, ha dejado de importar su tónica de Reino Unido, país donde la marca pertenece a Coca-Cola. Según han confirmado fuentes jurídicas próximas a la compañía, el objetivo es que se cumplan las medidas cautelares dictadas en 2014 por el Juzgado de lo Mercantil número 8 de Barcelona, a la espera de una resolución definitiva.

Los representantes legales de Schweppes explican que no tienen forma de saber si Red Paralela, que compra el producto para venderlo después a la hostelería, se ha saltado o no la resolución judicial, que le impide importar el producto hasta que no haya una sentencia firme. «No podemos acceder a su web y no sabemos si siguen vendiendo, por lo que la única manera de estar seguros ha sido contratar una empresa de detectives», aseguran las fuentes consultadas.

El grupo ha presentado hasta ahora 45 demandas contra distribuidores españoles por adquirir el producto a Coca-Cola en el mercado británico, donde resulta más barato, para venderlo posteriormente en España. Aunque tiene ya 7 sentencias a favor y numerosas resoluciones, el juzgado de lo mercantil de Barcelona planteó una cuestión prejudicial a Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Resolución de Luxemburgo

El pasado mes de diciembre este dictaminó que «el Derecho de la Unión impide que el titular de una marca nacional se oponga a la importación de productos idénticos designados con la misma marca y procedentes de otro Estado miembro, en el que esta marca, que pertenecía inicialmente al mismo titular, es actualmente propiedad de un tercero, que ha adquirido los derechos sobre la misma».

Y eso es precisamente lo que ocurrió con la tónica. En 1999 Cadbury Schwepes llegó a un acuerdo con Coca-Cola para venderle su negocio de bebidas refrescantes en todo el mundo, con la excepción de Estados Unidos, Francia y Suráfrica por 1.850 millones de dólares (unos 1.570 millones de euros). El problema surgió cuando las autoridades de competencia europeas vetaron la operación, por considerar que Coca-Cola tenía ya una posición dominante y el gigante de Atlanta tan solo pudo quedarse con la marca Schweppes en Reino Unido, Irlanda y Grecia.

Tras varios cambios de manos, Schweppes acabó en manos del grupo Suntory, pero se enfrenta ahora a una importación de su propia marca del mercado británico, donde pertenece a su mayor competidor.

A partir de ahora, la única forma que tiene Schweppes de evitar que se siga importando la tónica de Coca-Cola en Reino Unido que lleva su marca, es demostrar ante el juzgado de lo mercantil de Barcelona que no mantiene vínculos económicos con su rival y que no ha generado de forma deliberada la impresión de que se trata de una enseña única y global.